lunes, 13 de junio de 2022


CRONICARIO CULTURAL

 LIBERTADOR, TIMOTES LE SALUDA

    Cuenta la tradición oral que el Paso del Ejercito Libertador por estas tierras causó sus efectos. No era común que pasaran tropas por estos dominios de gente pacífica, laboriosa y con valores cristianos. Y cuando aquello sucedió se originaron dos acciones colectivas. La primera consistío en la salida a las orillas del camino real interandino de todos los habitantes del caserío, vecindario, poblado o paraje, con el objeto de saludar los viajeros. Cuentan que otros saludaban desde sus labranzas, las damas recelosas saludaban sin dejarse ver del todo y los más atrevidos, los niños y adolescentes, corrían tras los jinetes hasta el cansancio. La segunda implicó que cuando se anunciaba que venían tropas, los hombres de la casa, maniobraban sin perder tiempo, para poner a salvo sus pertenencias. Llevaban los animales hasta las montañas mas lejanas para evitar que fueran robadas por los transeúntes, incluso cuentan que muchos jefes de familia, Dones o patrones procedían a enterrar los objetos de valor, entiéndase sus pertenencias y monedas de oro y plata, depositados en vasijas de barro, que enterraban muy cerca de la casa y solo cuando se cercioraban que las tropas estaban distantes, recuperaban sus tesoros. Algunos personajes se olvidaban por la premura y les costaba mucho para dar con el paradero de los objetos enterrados, lo cual en ocasiones, dio origen en esa época lejana a los famosos “entierros”. 

Muchos abuelos tenían el mal recuerdo del Paso de Bolívar por estas tierras, porque las tropas arrasaron con alimentos, animales y cualquier objeto de valor. Sin embargo, lo más resaltante es que muchos paisanos parameros acudían desde sus labranzas a saludar los viajeros de “a pie” y de “a caballo” y era motivo de entretenimiento verlos pasar en formación hasta que se perdieran en la distancia del pedregoso camino. La llegada a Timotes, estuvo marcada por la frase: Libertador, Timotes le saluda.

La Plaza Mayor o Glorieta Timotense, fue el escenario ideal para recibir la ofrenda de casi cien hombres que previamente habían reclutado o acudieron al llamado voluntario de los Jefes Militares del Libertador. Al frente la Casa Consistorial o casa de gobierno desde donde se dirigía el gobierno local, al fondo en sentido Oeste, la vieja Iglesia de paredes de tapia y techo de paja bajo la advocación a Santa Lucía como testigos. Por las ventanas algunas damas antañonas curiosas y algunos pobladores que salieron a vitorear el paso del Héroe por las calles empedradas del Timotes legendario. Para entonces, según los datos suministrados por Don Tulio Fébres Cordero, Timotes contaba con 969 habitantes y fue capaz de entregar casi un centenar de su población. Por el lado de abajo de la plaza, aguardaba un grupo de forásteros, impacientes y pendientes de sus bestias bien aperadas, destacando la imagen de un Sacerdote Trujillano que se llegó hasta Timotes a recibir y conducir a Simón Bolívar, Edecanes y guerreros por jurisdicción de tierras trujillanas, se trataba del religioso Padre Francisco Antonio Rosario, quien en adelante se convirtió en anfitrión. Impartidas las órdenes, constatada la normalidad de la situación, en medio de lagrímas y sonrisas, se despedían los hijos de Timotes, calle Real abajo buscando el sitio del Peñón, muy cerca de donde corren extendidas las aguas del Río Motatán. La ruta era precisa: vega abajo hasta el camino de La Joya, un ligero desvío que los llevaba de una Jurisdicción a otra, vale decir: límite de la Real Audiencia de Santa Fé de Bogota (mas tarde Provincia de Mérida) e inició de la Real Audiencia de Santo Domingo (mas tarde Provincia de Caracas) hasta la empinada Cuesta de La Mocotí, hoy jurisdicción de Trujillo, donde las inclemencias del relieve se imponen. Difícil caminata para el sequito de guerreros que buscaron a su paso los sitios de La Lagunita, La Puerta, Mendoza Fría y Carmania, donde deciden descansar del agotador trayecto, bajo las atenciones del Padre Rosario. Unas cinco horas se requiere transitar entre Timotes y Carmania. 

Y fueron los hijos de Chachopo y Timotes, aquellos valientes que murieron en la guerra, aquellos que pelearon heroicamente hasta vencer en las famosas acciones belicas de Niquitao, Agua de Obispos y Los Horcones. Fueron muchos paisanos, los que dieron su sangre anónima a la gran gesta emancipadora. Por lo que cada 11 y 12 de junio del calendario anual, conmemoramos tan significativo acontecimiento de cuando pasó, por estas tierras altas, el Héroe de la Libertad Americana. Nuestros pueblos han seguido por los derroteros de la historia, hoy nos enaltece el trabajo agrícola, ayer el empuje de aquellos guerreros, por tal seguiremos fieles al testimonio Bolivariano, reafirmando: Chachopo y Timotes se unieron a la causa libertaria.

(Fragmentos del Libro: “La Campaña Admirable de 1813. Paso del Libertador Simón Bolívar por los Andes Venezolanos” de Jesús María “Chuma” Espinoza Marín, 2da. Edición, 2013, 52 páginas)


Jesús María “Chuma” Espinoza Marín

Cronista Oficial del Municipio Miranda

Timotes, 12 de Junio de 2022

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